Varios años después de la caída del régimen talibán, Afganistán sigue siendo una de las naciones más empobrecidas del mundo. La inseguridad generalizada, el mal estado de las infraestructuras y las diferencias étnicas existentes desde hace siglos son grandes obstáculos en el camino del país hacia la democracia.
Afganistán empieza a recuperarse de la devastadora sequía que azotó el país desde 1999 a 2002. Además, el país se encuentra en una zona de intensa actividad sísmica; el terremoto más grave acabó en 1998 con la vida de 7 mil personas y afectó a 165 mil más.
Además, solamente la mitad de la población infantil está escolarizada. El caso más alarmante es el de las niñas, que por tradición no van a la escuela. Tan sólo una de cada cinco niñas afganas tiene acceso a la enseñanza primaria y una de cada veinte a la secundaria.
Fuente: Oxfam.